El viejo del sombrerón

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Cualquier parecido con alguien de la vida real es mera coincidencia.

 

Sin duda, en su vida anterior fue hiena, de ahí su instinto depredador, carroñero y burlesco a la vez. Para él, la única forma de sobresalir era eliminar todo lo que estuviera a su alrededor, ya fuera persona, animal o cosa, y fue de esta manera que llegó a ser emperador.

Le decían el viejo del sombrerón porque se disfrazaba de ganadero en su mejor papel de bueno, malo y feo; se modelaba parado frente a los espejos de cuerpo entero como el máximo ególatra que era, se veía directo a los ojos y se levantaba sutil el ceño a sí mismo, tal fuese un narciso pistolero.

De todas la patologías y miserias mentales que existen, él las reunía todas: megalómano, psicópata, fatuo, racista, xenófobo, sicofante, misógino, adicto al poder y, por supuesto, no tenía conciencia del dolor ajeno. Su máximo valor era ser amoral.

No obstante, era simpático a más no poder, siendo el complemento perfecto y la razón por la cual fue escogido para portar la corona de laurel del imperio.

Los emperadores nunca eran electos o aclamados por la muchedumbre; en apariencia sí, pero en realidad eran designados y señalados a sentarse en el trono de Fausto por el ojo que todo lo ve, el ojo oscuro sin cuerpo y sin rostro, el de la divisa de la pirámide escalonada, el ojo del señor dueño de todos los seres vivos y de todas las cosas.

Cuando el viejo del sombrerón fue coronado, el imperio iniciaba su clara decadencia, pero aun así, al borde del abismo, los súbditos y esclavos demandaban de su emperador un poco de pan y mucho circo; él lo sabía y se los daba.

Su única forma de gobernar era depredando y ofendiendo. Las falanges estaban siempre con las picas hacia el frente amenazantes; lo hacía así porque era chato de ideas y de vocabulario corto, por eso odiaba a la gente letrada y se burlaba de ellos con su actitud de hiena, carcajeándose y mostrando a la vez sus asquerosos y desafiantes colmillos, desdibujando así las otroras buenas costumbres patricias.

Era tan exitoso con esa forma de actuar que hasta mandó a preparar un manuscrito para que otras gentes aprendiesen de su proceder y afirmamos seguros que él lo mandó a hacer porque nunca tuvo la habilidad de sostener una pluma entre sus dedos.

Su conducta traidora y ruin la patentó como un método a seguir para quienes deseasen llegar a la cumbre, a la cima de una montaña hecha de todos los cuerpos de sus víctimas timadas y lanzadas a la bancarrota. Para el viejo del sombrerón sus detractores y adulones son lo mismo, los ve nada más como carne de cañón y de ambos por igual saca partido.

Hoy en día, su escuela es estudiada por muchos monarcas y condestables, siendo el rey Trol uno de sus aprendices más lozanos, abusados y evolucionados. 


Del libro la voz anónima del calvario, “cuentos incorrectos”. Publicado en diciembre de 2023. LEER RESEÑA

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